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Las millonarias contradicciones del gigante del retail
El holding chileno Cencosud anunció su plan de inversión para los próximos cuatro años por US$ 2.500 millones, mientras que en varios de los países de Latinoamérica donde mantiene presencia geográfica las y los trabajadores perciben salarios por debajo del valor de la canasta básica.
En Colombia los salarios apenas llegan a cubrir la canasta básica, la cual está estipulada en 1.200.000 de pesos colombianos (355 USD), pero el aumento que la patronal propone es realmente bajo.
La rentabilidad de Cencosud Colombia ha crecido en un 2.7% respecto a la del 2014, pero desde la empresa sostienen que es imposible dar aumentos de sueldo por encima del IPC (6,77%). Hasta la fecha, la empresa no ha establecido cuáles son los parámetros de productividad de los trabajadores y últimamente es una práctica recurrente fijar los salarios por productividad y no por inflación, ignorando la situación económica de cada país.
En Perú, el salario de los trabajadores en tiendas es entre 930 y 990 soles (266-283 USD) y entre 800 y 850 (228-243 USD) para los más nuevos. SUTRAGRUCEP, el sindicato que representa a las y los trabajadores de Cencosud en Perú, espera hace más de 22 meses mejoras en las condiciones laborales y un aumento digno del salario.
La empresa, que argumenta estar en crisis, manifestó que un aumento de salario implicaría el despido de más trabajadores. Entonces, ¿cómo Cencosud planea una inversión de 500 millones de dólares para 2016 mientras que a los trabajadores en Perú les ofrece un aumento anual de un sol (0.28USD)?
Los cambios de los días de descanso a los días feriados, la mayor responsabilidad laboral y carga de trabajo que se les ha impuesto a las y los trabajadores, sumado a las recurrentes prácticas antisindicales tanto en Perú como en Colombia, reflejan por qué Cencosud ha visto caer su imagen en el ranking de las mejores empresas con mejor reputación empresarial.
Cencosud cerró el 2015 con crecimiento tanto en Argentina, como Perú y Chile, donde las ventas subieron un 28%, 6% y 1% interanual, respectivamente, pero con despidos, salarios de hambre y sin mejorar las condiciones laborales de las y los trabajadores en varios de los países donde opera.