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Reportaje a Fidel Alfonso,Presidente de Sintravalores-Prosegur, Colombia
Como lo publicó esta Agencia (ENS) en reciente informe, la multinacional española Prosegur se ha consolidado como la empresa de servicios de seguridad más importante de Latinoamérica, pero sus empleados en Colombia son víctimas permanentes de la persecución y la inseguridad laboral. Fidel Hugo Alfonso, presidente de Sintravalores, es un ejemplo patente de ello, y esta crónica da cuenta de todo lo que él, por defender derechos laborales, ha tenido que afrontar en términos de acosos, demandas, insultos, sanciones y vulneraciones a su fuero sindical. Su caso es una buena muestra de lo difícil e ingrata que puede llegar a ser la actividad sindical en este país, sobre todo en una empresa recalcitrantemente antisindical como Prosegur.
Todos los días Fidel Hugo Alfonso piensa en los inconvenientes que le esperan tan pronto cruce la puerta de la compañía transportadora de valores Prosegur, donde se desempeña como conductor de carros blindados y presidente de Sintravalores, el sindicato de base de esta multinacional española, en la que cada día pareciera traer peores condiciones laborales y más motivos de insatisfacción.
Fidel Alfonso recuerda con nostalgia lo fuerte que era Sintravalores cuando él entró a trabajar como vigilante en la empresa, en 1994. Tenía entonces 28 años de edad. En aquel momento el sindicato contaba con 1.200 afiliados, que Fidel Hugo Alfonso, megáfono en mano
luchaban incansablemente por garantizar mejores condiciones laborales y mayor desarrollo personal. Fue ahí entonces cuando conoció y empezó a apreciar los derechos de los trabajadores, y entendió la importante labor que, en su defensa, cumplen los sindicatos, pese a que él no era ajeno del todo a ellos, puesto que su padre había sido dirigente sindical.
Aunque los logros alcanzados por Sintravalores en 47 años de existencia son incuestionables, los últimos tiempos le han significado retos mayúsculos, sobre todo desde el 2007, cuando la multinacional española Prosegur compró a Thomas Greg & Sons, como antes se llamaba la empresa. Empezó entonces para Sintravalores un debilitamiento progresivo y notorio. Hace siete años contaba con 550 afiliados, hoy no llegan a 150, de un total de 1.500 empleados directos que tiene la empresa en todo el país.
Esta realidad contrasta con la que existía hasta el 2007. Recuerda que los señores Bautista Palacios, anteriores propietarios de la empresa, eran mucho más abiertos a las negociaciones y siempre era posible rescatar algo en beneficio de los trabajadores. Ahora, con la empresa en manos de la multinacional española, los problemas han aumentado y las soluciones se han vuelto esquivas.
Empezando porque uno de los propósitos de las directivas de Prosegur es eliminar el artículo 5º de la Convención Colectiva, que obliga a la empresa a vincular a todos los trabajadores con contrato directo y a término indefinido. Pero ha encontrado en Fidel Alfonso un firme obstáculo ante ése y cualquier otro cambio que afecte el bienestar de los trabajadores.
De ahí la persecución que se desató contra él, sobre todo desde el 2010, cuando asumió la difícil responsabilidad de presidir Sintravalores. No solo le quitaron su fuero sindical sino que en varias ocasiones las directivas lo han llamado “gamín”, con la intención de provocarlo y encontrar una justificación válida para despedirlo.
Pero a pesar de eso Fidel conservó la calma e intentó buscar espacios de concertación entre Sintravalores y las directivas de la empresa. Tarea nada fácil dada la actitud de ésta, que desde finales del 2010 promovió un Pacto Colectivo con campañas a favor de los beneficios que para los trabajadores tenía el renunciar a la Convención Colectiva. Les ofreció en su momento $7 millones para que abandonara el sindicato y los obligó a firmar una cláusula de retorno del dinero en caso de regresar a Sintravalores. Esta medida inicia una masiva salida de trabajadores del sindicato.
Lo llaman “El zorro”
La persecución contra Fidel Alfonso tomó forma con la circulación en la empresa de un panfleto anónimo mensual llamado El Zorro Informativo. En él insistentemente se pedía el despido de los líderes de Sintravalores y se escribían mensajes a favor de la patronal. Cuando solicitó explicaciones a las directivas de la empresa, solo recibió evasivas. Lo más llamativo del caso es que esos panfletos anónimos se repartieran en Prosegur, una compañía de seguridad con sofisticados sistemas de vigilancia que podrían monitorear fácilmente ese tipo de eventos.
El ejemplar de El Zorro Informativo que circuló en enero de 2011 decía en su página número 4: “El Pacto Colectivo es una realidad, está al alcance de todos. Consulte con los compañeros que están allí, consulte con expertos de verdad y pregunte, no pierde nada compañero!!! No deje las cosas así, no tenga temor al Pacto, piense en su familia, recuerde que no puede ser que más de 400 personas están equivocadas en esta empresa y solo MY NEW PRESIDENT (líder de Sintravalores) tenga la razón. Adelante por su familia, su conveniencia y la de la empresa”.
Estos mensajes debilitaron aún más a Sintravalores y afectaron seriamente la imagen de Fidel Alfonso entre sus compañeros.
Pero la empresa también quiso afectarlo laboralmente. En una ocasión le impuso una sanción de 8 días como medida disciplinaria frente a algunas irregularidades en la prestación del servicio. Fue así como descubrió que las directivas habían contratado espías para que fotografiaran sus actividades a la espera de algún error que pudiera poner en riesgo la seguridad de los valores que él transportaba.
Paralelo al panorama hostil que Fidel Alfonso afrontaba cada día en su lugar de trabajo, se empezó a preocupar por una serie de seguimientos y presencias sospechosas en los alrededores de su propia casa.
Fue por eso que acudió al Ministerio del Interior para solicitar un esquema de seguridad personal. La respuesta, en su momento, fue que el riesgo denunciado no era alto y por ello le recomendaba una serie de medidas de autoprotección.
Posteriormente, recibió visitas de funcionarios de la Dijín, quienes decidieron asignarle un sargento de la policía para que lo acompañara en forma permanente, pero Fidel debió renunciar a esa protección por no poder costear los gastos de transporte y alimentación de su escolta. Desde entonces ha intentado mantener la tranquilidad pensando que no le ha hecho daño a nadie y en ningún momento ha violado la Constitución colombiana.
La tensión se traslada a su hogar
Ni en el interior de su propia casa escapa a las presiones. Carmen Rozo, su esposa, y sus dos hijos, le piden que deje su cargo en Sintravalores, que evite exponerse. Fidel debe esconderles información para que ellos no se alarmen, y debe explicarles que lo que él hace no es una actividad ilegal, que por el contrario es una lucha justa para mejorar sus condiciones de vida y la de sus compañeros.
Cuenta que su esposa ha empezado a padecer enfermedades de todo tipo, provocadas por el temor constante de lo que le pueda pasar a Fidel. Igual pensamiento pasa por la cabeza de los miembros de Sintravalores; de hecho muy pocos estarían dispuestos a reemplazarlo en la presidencia, y menos en momentos en que la empresa ha logrado debilitar el sindicato sustancialmente.
Y en momentos en que logró renovar el Pacto Colectivo, en noviembre de 2013, esta vez ofreciendo $2 millones a quien lo acepte. El nuevo Pacto entró en vigencia el pasado 1º de marzo y tendrá una duración de 5 años. Sintravalores ha denunciado que estas medidas violan el acuerdo Obama–Santos que busca una mayor protección de los trabajadores colombianos, especialmente de los sindicalizados, y prohíbe el desarrollo de pactos colectivos.
Denuncia internacional
Para detener los ataques contra Sintravalores, Fidel Alfonso ha denunciado internacionalmente a Prosegur a través de la Federación UNI Global Union, que en una ocasión se envió una carta al gerente de Recursos Humanos de la casa matriz de Prosegur en España. A raíz de esa carta los directivos de la empresa en Colombia lo demandaron por injuria y calumnia, además otros 8 compañeros de la sucursal de Medellín resultaron también vinculados al caso.
A Fidel lo ha sorprendido la celeridad del sistema judicial frente a esta demanda. Apenas un mes después de iniciado el proceso les imputaron cargos, y al segundo mes los llamaron a la diligencia de acusación. Celeridad que contrasta con la lentitud de la demanda que instauró el sindicato hace tres años contra Prosegur por violación del artículo 200 del Código Penal; proceso que hasta el momento nada ha avanzado, no hay ningún resultado.
“Vemos la desigualdad que hay cuando el denunciante es el poderoso empresario, a quien los fiscales atienden casi de inmediato. Pero no hay ninguna celeridad cuando es el trabajador el que demanda a una empresa para hacer defender sus derechos. Pareciera que los funcionarios en Colombia les tienen miedo a las multinacionales y permiten que los procesos se dilaten”, explica Alfonso.
El futuro de Sintravalores en medio del actual panorama de persecución sindical, es más que incierto. Aunque Prosegur ha sido sancionada en varias ocasiones por el Ministerio de Trabajo, a la fecha registra 6 incidentes de desacato de tutela y viola día a día el artículo 5º de la Convención Colectiva que prohíbe contratar personal tercerizado. Hoy el 50% de los trabajadores de la empresa están contratados a través de bolsas de empleo. Y en países como Brasil, Perú y Paraguay también se han conocido casos reiterativos de vulneraciones a los derechos laborales por parte de Prosegur.
Fidel Alfonso está convencido de su lucha y no está dispuesto a abandonarla, pero reconoce que eso le ha costado su tranquilidad. Desde hace un buen tiempo el miedo se apoderó de sus días. Cuando sale a la calle, cuando entra a la empresa, cuando llega a su casa, solo pasa por su mente la posibilidad de un ataque contra su integridad o la de su familia.
“Ahora hay un silencio que genera incertidumbre, parece que se estuviera agazapando algo a la espera de una oportunidad para lanzar el ataque”, afirma Alfonso.
Publicado 1º de abril.