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Intervención de Michel Muller durante la firma del Acuerdo entre ...
BUENOS AIRES, 27 de marzo de 2008
Señora Presidente,
Señoras, señores,
Estimados amigos, estimados compañeros,
En nombre del sindicato mundial UNI Gráficos, que reúne a más de un millón de trabajadores de las industrias gráficas, quisiera expresarles el honor que significa para nosotros participar en este seminario en Buenos Aires.
Comprendemos la ausencia de la Señora Presidenta a causa de los problemas que vive el país en estos días. Pero quisiera destacar que su voluntad de estar presentes demuestra el interés que el poder legislativo y ejecutivo otorgan a la implementación del diálogo social y la importancia que la Nación le asigna.
UNI Gráficos quiere, con su presencia aquí, celebrar la instauración de un diálogo social a escala regional, lo que para nuestro sector es una primicia. En efecto, ni siquiera en Europa, donde reivindicamos desde hace años y años la apertura de un verdadero diálogo social, hemos logrado encontrar representantes patronales dispuestos a dialogar. El precursor ha sido el Mercosur y pensamos que esto no ocurrió por azar.
Ya hace varios años que seguimos con atención los múltiples acontecimientos que ocurren en América Latina. Hemos visto que hay cambios, y en particular en la articulación entre el poder político y el poder económico.
La globalización ha estado, y todavía está, marcada por su característica financiera, que ha acabado efectivamente con las barreras a la libre circulación de capitales. Esta nueva fase del capitalismo pretendía liberarse de las limitaciones de toda índole, ante todo de las que pretendían regular el desarrollo económico.
Los trabajadores, en su inmensa mayoría, sufren hoy los efectos negativos de una globalización únicamente financiera, que da nacimiento a una dictadura de los mercados, imponiendo al mundo entero criterios de rentabilidad que sólo pueden alcanzarse al precio de estragos sociales considerables.
UNI Sindicato mundial lanzó, junto con la Confederación sindical internacional, una campaña para advertir a los Fondos de inversión y a los fondos especulativos sobre las consecuencias de su estrategia.
Para llegar a las rentabilidades exigidas, lo que entra en discusión son las conquistas sociales de los trabajadores y de las poblaciones: la precariedad del trabajo se extiende, llegando hasta a la utilización de contratos ilegales, o incluso a la ausencia de todo contrato. En países que creían haber vencido la pobreza, hoy se advierte el nacimiento de un estrato de empleados pobres, cuyos ingresos no bastan ni siquiera para la vivienda.
Los sistemas de salud, de jubilaciones, basados en la solidaridad entre trabajadores y las generaciones, se individualizan, llevando a que numerosas familias ya no puedan atenderse.
Por todo ello, nosotros, en tanto sindicalistas, somos interpelados por trabajadores que nos dicen: ¿pero en qué sociedad vivimos? ¿Para qué sirve producir riquezas si no son distribuidas con justicia? Esto podemos medirlo bien en nuestros análisis, cuando nuestros expertos comprueban que la parte del trabajo en el valor agregado de un país está en constante regresión, mientras que la parte del capital progresa.
Se requiere entonces otra distribución, y esto no puede hacerlo el mercado por sí solo. Hay una necesidad de regulación social, por medio de leyes, de convenios colectivos, de negociaciones, de la implementación del diálogo social.
Para ello necesitamos gobiernos que asuman su responsabilidad, organizaciones patronales que no nieguen la dimensión social, sindicatos fuertes y unidos en todos los niveles.
Estas condiciones se han reunido aquí, y quiero resaltar la parte que corresponde a Conlatingraf en la firma de la Declaración de Buenos Aires, así como la fuerte implicación de las organizaciones sindicales que han demostrado una gran responsabilidad más allá de las fronteras nacionales.
Es por esto, Señora Presidenta (Señor Ministro), que nosotros, como sindicalistas, seguimos con mucho interés y entusiasmo las iniciativas políticas tomadas en el país y a escala regional, para imponer marcos y legislaciones en las que la economía y lo social puedan desarrollarse en conjunto.
Hemos conocido demasiados gobiernos, a veces de grandes países, que han explicado a sus poblaciones que nada podían en contra del mundo económico, en contra de las multinacionales, ya que eran demasiado poderosos, y los capitales se volvían incontrolables porque podían ir y venir como mejor les pareciera.
Estos gobiernos a menudo han pagado, por la sanción popular, la ausencia de voluntad para responder a los temores y esperanzas de los pueblos ante la injusticia que sienten al ver que los más débiles ya no están protegidos por una de sus únicas armas: la ley.
Sabemos que las cosas no son sencillas, que el mundo ha cambiado. Pero nosotros, los sindicalistas, consideramos que la globalización también puede ser algo bueno. Que puede ser un medio de desarrollo al reducir las desigualdades en este mundo, al proveer capitales a los países para el desarrollo de sus economías. Incluso se puede creer, sí, en deslocalizaciones virtuosas, que beneficien realmente a los trabajadores por medio de inversiones realmente creadoras de empleo y riqueza a largo plazo.
Valoramos lo que se ha hecho en Argentina, en Brasil y en varios otros países de la región para ir hacia este tipo de desarrollo. Señora (o Señor), sepa usted que el movimiento sindical estará a su lado cuando se trate de enfrentar desafíos de este tipo.
Para concluir, quisiéramos también expresarle nuestro orgullo de que la industria gráfica sirva de marco a este acontecimiento.
La industria gráfica está en profunda mutación: se enfrenta a la irrupción de las tecnologías digitales, que pueden ser una importante evolución para la humanidad en el ámbito de la comunicación.
Pero consideramos que esto no cuestiona el porvenir del papel, por lo menos a breve plazo. Junto a Internet, que es una formidable herramienta de apropiación del conocimiento, de la cultura, de creación, seguiremos necesitando el soporte papel, que aporta una dimensión diferente a esta apropiación, que permite tomar la distancia necesaria para que la emoción o lo instantáneo no sean las únicas fuentes para crear opinión. La industria gráfica, así como la industria del papel, no son actividades en vías de desaparición, pero deberán afrontar los nuevos desafíos que impondrá la irrupción de lo digital en la comunicación.
Somos una industria que en su época ha revolucionado al mundo por su capacidad de dar un carácter masivo a la educación, al conocimiento, a la cultura. Para ello ha necesitado una importante mano de obra, bien capacitada: diversos oficios nacieron y se desarrollaron durante siglos sin cambiar mayormente; las evoluciones tecnológicas se insertaban en el marco de una organización del trabajo sin cambios.
Estos trabajadores también lucharon para obtener garantías individuales y colectivas fuertes, salarios que reconocieran su oficio, condiciones de trabajo que permitieran una buena recuperación de su fuerza de trabajo.
Pero con la informática esta industria experimenta, desde hace algunas décadas, una verdadera revolución tecnológica que modifica profundamente los procesos de trabajo, las calificaciones, los empleos. Algunos oficios han desaparecido en forma masiva, algunos ya son parte para siempre de la historia del mundo obrero.
Sin embargo se crean nuevos puestos de trabajo, que siguen requiriendo un conocimiento de la técnica de las industrias gráficas pero que ya no corresponden a los antiguos oficios, ni a los estatus correspondientes. Con frecuencia, con demasiada frecuencia, estos empleos son precarios, mal pagos, insuficientemente reconocidos.
Nosotros no podemos admitir que la industria gráfica del siglo XXI esté marcada por el sello de la precariedad. Por eso nos dirigimos a los empleadores, en cada país pero también a escala de las multinacionales, para que se inicie un diálogo nuevo social, que abarque el reconocimiento de las calificaciones, el nivel de capacitación, su continuidad a lo largo de toda la vida, salarios decentes y el reconocimiento de los sindicatos. En resumen, ¡una declaración Buenos Aires en todas partes!
Por todo esto nos es particularmente grato constatar que, en el seno del Mercosur, los países y la región hablan de una única vía para la instauración de un diálogo ejemplar que permitirá a la industria gráfica darse un marco social digno del siglo XXI
Michel Muller
Presidente UNI Gráficos
Buenos Aires, 28 de marzo de 2008