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América Latina avanza por un rumbo propio
América Latina es una de las regiones de mayor crecimiento económico. Gana impulso a pesar de los efectos de la crisis financiera global. En ella no soplan los vientos de austeridad que vienen desde EE.UU y Europa, evitando los daños que provocan en la economía mundial. Muchos de los gobiernos de América Latina, especialmente los de Brasil, Argentina y Uruguay (un país donde el 90% de los trabajadores están cubiertos por convenios colectivos) han adoptado una política que tiene como fin explícito sacar a la gente de la pobreza, distribuyendo la riqueza de manera menos desigual. Estos países se han pronunciado contra el Consenso de Washington y el neoliberalismo de los años 90, reemplazándolos por el respeto hacia los derechos de los trabajadores, salarios mínimos y una negociación colectiva que promueven la inclusión. América Latina se está convirtiendo en una potencia económica con una creciente clase media. Según la OCDE, hay hoy en día en la región más de 275 millones de personas clasificadas como de clase media. La desigualdad sigue todavía siendo una barrera para las mujeres y los jóvenes que buscan trabajo, pero al menos está disminuyendo. Los nuevos empleos se crean en el sector de los servicios, donde alrededor del 90% de los jóvenes con empleo en América Latina han encontrado ocupación. Es esencial que sigamos construyendo sindicatos fuertes en el sector de los servicios, como un pilar de la democracia que sirva al mismo tiempo para que los gobiernos cumplan con sus promesas de inclusión. Un movimiento sindical fuerte ayudará a ampliar la negociación colectiva en las democracias que promueven la efectiva inclusión de los trabajadores, que padecieron la exclusión en las décadas pasadas. La actual generación muestra una voluntad férrea para lograr el éxito allí donde las oportunidades les fueron negadas a sus padres veinte años atrás por dictaduras de derecha que aterrorizaron a la población e hicieron de la riqueza de la región su botín.
Temas como la negociación colectiva, dividen al norte y el sur de las Américas. EE.UU., tradicionalmente conocido como "La tierra de la libertad", se ha convertido de hecho en "La tierra de los oprimidos". En parte, debido al poder sin límites de Walmart, y muchas multinacionales, como DHL y T-Mobile. No son sólo los trabajadores de EE.UU quienes individualmente padecen este hecho. Es un golpe para el conjunto de la economía mundial. La presión que los trabajadores en EE.UU. enfrentan, determima que no pueden darse el lujo de hacer el mínimo gasto, manteniendo de esta forma a la economía estancada. Otros países de las Américas sufren por este hecho, puesto que les niegan un mercado para sus bienes a causa de la caída de la demanda. ¿Qué otra economía puede prosperar si una familia como la de los Walton, fundadores de Walmart, son dueños de una riqueza equivalente al ingreso del 42% de la población más pobre? Es una economía codiciosa y no sostenible que puso a EE.UU. de rodillas. Brasil en cambio, tiene unas finanzas públicas saneadas y está dispuesto a invertir en el crecimiento y en su gente, como lo demuestra el paquete de estímulo económico de USD 50.000 millones introducido a principios de este año, a pesar incluso de la reciente desaceleración de su economía debido a los golpes provocados por la crisis global. América Latina también tiene fe en sí misma como una entidad socioeconómica. Un gran proceso de integración regional está en marcha en América Latina y el Caribe. Los derechos de los trabajadores han sido parte integral de este nuevo paisaje. Los sindicatos juegan un papel importante al alentar a los gobiernos a seguir una estrategia de crecimiento, muy distinta de aquella que sigue los traficantes de la austeridad en EE.UU. y Europa, cuyos métodos condujeron a la crisis global . Los sindicatos deben ser el viento en las velas de este impulso positivo que puede hacer que América Latina alcance a Estados Unidos en veinte años, si el norte y el sur permanecen en sus rumbos actuales.
Nos toca a nosotros en UNI Américas batir los tambores para “Romper barreras” y hacer crecer nuestros sindicatos con el objetivo de obtener la victoria.
Philip Jennings
Secretario General de UNI Global Union
Adriana Rosenzvaig
Secretaria Regional de UNI Américas