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El ejército sirio ha vuelto a bombardear intensamente la ciudad rebelde de Homs tras fracasar el plan de paz de la Liga Árabe. Rusia y China han vetado una resolución de las Naciones Unidas que respaldaba el plan de paz y exhortaba la Presidente Assad a que constituyese un gobierno de unidad nacional.
Philip Jennings, Secretario General de UNI, ha declarado: “La escalada de violencia en Siria es totalmente inaceptable. Familias inocentes, víctimas de los enfrentamientos, mueren o resultan heridas. Nuestros pensamientos están con ellas y con las miles de otras en peligro. Exhortamos a la comunidad internacional a que ejerza más presión para destituir a Assad, quien ha perdido el derecho de dirigir su país en vista de los actos ilegales cometidos por el ejército bajo su mando.”
Han muerto más de 5.000 personas, han resultado heridas muchas más y permanecen en prisión miles de personas. La situación no puede sino empeorar, ya que el país se desliza cada vez más hacia una guerra civil entre los reformistas y un régimen que carece de legitimidad. La comunidad internacional debe aumentar la presión para que Bashar el Assad y sus próximos se retiren y empiece un proceso de democratización, con el desarrollo de organizaciones de la sociedad civil, incluidos los sindicatos genuinos. La alternativa será una matanza aún peor y un riesgo cada vez mayor de que el conflicto se extienda”, afirmó la Secretaria General de la CSI, Sharan Burrow.
Las Naciones Unidas han dejado de contar las víctimas mortales en Siria tras que su número hubiere superado los 5.4000 en enero, considerando que era demasiado difícil hacerse confirmar la información. El ministerio del interior de Siria ha declarado que las operaciones contra los “grupos terroristas” continuarían hasta que “se restableciesen la seguridad y el orden” en Homs.