Igualidad de oportunidades

AUMENTO EN LA REPRESENTACIÓN DE GÉNERO / IGUALDAD DE GÉNERO

Uno de los principales objetivos establecidos por UNI Global Union, a través de su Departamento de Igualdad de Oportunidades, es el de obtener un crecimiento sostenido de la productividad basado en la igualdad de género. En UNI consideramos que este principio es esencial si queremos obtener un desarrollo sostenible y una sociedad justa y equitativa para todos.

El Departamento de Igualdad de Oportunidades desarrolla programas, campañas y otras actividades que permitan alcanzar este objetivo, tanto a nivel de la organización, como a nivel de los afiliados.

VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES

ACOSO SEXUAL

La jerarquía entre los géneros, social y culturalmente construida, sostiene ciertas relaciones de poder. Toda relación de poder es por definición asimétrica, es decir, uno de los sujetos de la relación tiene poder, y el otro no.

Generalmente los hombres son socialmente más valorados que las mujeres. Esta situación de asimetría se presenta en muchos ámbitos de la vida social, y puede conducir a la violencia, sea física, verbal o psicológica.

El acoso sexual es un tipo de violencia que a través de una demostración de poder intimida, humilla y afecta la dignidad del otro. Es un comportamiento de carácter sexual (contactos físicos, insinuaciones sexuales, comentarios y chistes de contenido sexual, exhibición de materiales pornográficos o comentarios fuera de lugar), no deseado, que la víctima percibe como un condicionamiento para mantener su trabajo o que crea un entorno de trabajo hostil, intimidatorio y humillante.

LA BRECHA SALARIAL

Uno de los aspectos en el que las diferencias por género se hacen sentir en el ámbito laboral es la diferencia de remuneración que hombres y mujeres reciben por realizar las mismas tareas. Un estudio de la Confederación Sindical Internacional – CSI- afirma que la brecha salarial mundial es de un 15,6%.

Sin embargo en este número no están contempladas las millones de mujeres que trabajan en la economía informal y no protegida. Por otro lado, en muchos países no existen estadísticas confiables para elaborar informes más precisos, por lo que ese número de por sí elevado será mayor aún.

El acceso a la educación sigue siendo clave para superar la brecha salarial, sin embargo, no es la única herramienta, ya que las mujeres con mayor nivel educativo se encuentran en los extremos de la brecha con sus pares varones.

Por ello la UNI se ha comprometido a trabajar para que hacer efectivo el convenio Nº 100 de la OIT en todos los lugares de trabajo, por el cual se exige la igualdad de remuneración para hombres y mujeres por trabajo de igual valor desempeñado.

LA SALUD DE LAS MUJERES

La salud es un derecho humano universal. Es por eso que, independientemente de la religión, la edad o el lugar donde vivimos, tenemos derecho a informarnos y recibir  servicios de atención médica adecuados que nos permitan cuidar nuestros cuerpos y nuestra calidad de vida.

No se trata solo de estar libre de enfermedades, sino también tener acceso a niveles razonables de vida, vivienda, alimentación y trabajo decente ; así como un nivel adecuado de asistencia médica para que podamos desarrollar todo nuestro potencial como individuos.

Para poder alcanzar verdaderamente la igualdad de género, debemos considerar la salud y el bienestar de las mujeres. Esta es una condición previa para la promoción del crecimiento sostenible de nuestras comunidades.

CONCILIACION VIDA LABORAL-VIDA FAMILIAR

La globalización de la economía trajo aparejados cambios en la estructura del mercado laboral y la organización del trabajo, que se había mantenido estable durante todo el siglo veinte. El modelo tradicional de división del trabajo entre los sexos había dejado las tareas productivas (proveer de dinero y mantener a la familia) a los hombres, y las reproductivas a las mujeres (cuidado de los niños y ancianos, tareas domésticas).

Hoy las mujeres comparten cada vez más el rol de proveedoras con los hombres. Sin embargo, no se ha producido un cambio similar en la distribución de las tareas domésticas. Por ello, las mujeres, que realizan ambas tareas (productiva y reproductiva) trabajan más horas que los hombres, tienen menos horas de descanso y enfrentan una fuerte sobrecarga que pone en riesgo su salud y restringe las posibilidades de desarrollo de una carrera profesional.

Debemos entonces reflexionar sobre esta problemáticas y desarrollar políticas que permitan la conciliación entre el trabajo y la familia, para derribar las desigualdades de género y permitir tanto a hombres como a mujeres el acceso a un desarrollo profesional y a una vida familiar plenos.