Continúa la cadena de asesinatos de guardias de seguridad en Panamá
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El sábado 15 de Mayo, Gil De León, quien laboraba como guardia de seguridad, se convirtió en la cuarta víctima, en lo que va de corrido el año 2010, de una creciente ola de asesinatos de trabajadores de la industria de la seguridad privada en Panamá. Con un tiro en la cabeza, un grupo de delincuentes le segaron la vida a quien cariñosamente era apodado por familiares y amigos como “Chifilin”. Gil De León deja en el desamparo a su esposa y 4 hijos. Esta tragedia viene a sumarse a la de 101 agentes de seguridad privada que han sido asesinados entre el año 2000 y esta fecha. Aníbal González, Secretario General de la Unión Nacional de Trabajadores de Agencias de Seguridad (UNTAS), organización afiliada a UNI sindicato global, señaló a los medios de comunicación del país, una vez conocido el homicidio más reciente entre los trabajadores del sector que: “La mayoría de estos casos han sido para robarle el arma de fuego, y fuera de los que han sido heridos hay varios compañeros que han quedado lisiados para toda su vida. Esto ha traído luto y dolor para esas familias; hijos que crecerán sin sus padres”. Otro elemento apuntalado por el dirigente González es el que indica que: “Hay casos en que las empresas no le han dado apoyo económico, ni de ningún tipo a las familias de los compañeros caídos en el desempeño de sus labores”. Durante los últimos tres años la sociedad panameña ha experimentado un notable crecimiento en el nivel de violencia, un escenario en el cual los agentes de seguridad han sido los más afectados entre el conjunto de los trabajadores del país. En más de una ocasión han sido varios los homicidios cometidos, en el curso de una misma semana, cuando no en un mismo día, en contra de estos trabajadores, que laboran en condiciones muy precarias, sin protección social, y perciben los salarios más bajos del mercado de trabajo en Panamá. La adolescente de 15 años, Sonia De León, una de las hijas de la más reciente víctima de los violentos ataques a la integridad de los agentes de seguridad privada, recordó que el sábado, tras cobrar su paga quincenal, su padre le dio el dinero para comprar comestibles para el hogar y le entregó algo de dinero para que ella pudiera ir al colegio. Posteriormente, señala, su padre se fue a pagar la cuenta de luz. “Fue la última vez que lo vi.”. Sonia rompió en llanto ante los medios de comunicación. En Panamá existe alrededor de 140 empresas de seguridad privada registradas ante el Ministerio de Gobierno y Justicia. El 98% de ellas no cumple con las disposiciones legales existentes. Uno de los aspectos que sobresale en esta situación es el adecuado entrenamiento y equipamiento de los trabajadores. Aníbal González ha indicado en múltiples oportunidades que: “En promedio, los delincuentes le están quitando o robando a los compañeros de 2 a 3 armas por semana, y estas armas van a dar a manos de otros delincuentes, lo que contribuye al aumento de la violencia en el país”. Si sacamos un promedio anual, ha denunciado González, “serían por lo menos 144 armas, es decir, entre los años 2000 y 2009 han sido robadas 1.296 armas, que han pasado de manos de agentes de seguridad al hampa”. En lo que va del año 2010, veinticinco agentes de seguridad han sido despojados de sus respectivas armas. Hay casos en que las empresas no reportan el hurto porque esas mismas armas son ilegales. En Panamá, cada trabajador de la seguridad privada debe pagar a la empresa para la cual labora US$ 700,00 si un delincuente le quita el arma. “Estamos solicitando al Gobierno que pase una Ley para regular este servicio, porque pareciera que no hay control de parte de las autoridades. Muchos de los compañeros hoy fallecidos pensaron buscar un empleo pero más bien encontraron la muerte, y los que seguimos laborando nos queda luchar para que se apruebe una Ley y se haga justicia con estos miles de panameños y panameñas que hoy en día son guardias de seguridad”, señala Aníbal González. Para más información hacer contacto con alberto.barrow@uniglobalunion.org |