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El 4 de Noviembre de 2008, un joven político afrodescendiente cambió radicalmente la historia política de los Estados Unidos de Norteamérica. Por primera vez, una persona con características diferentes a la tradición política de esta nación ganó las elecciones presidenciales en esta nación. Pero además, su triunfo fue arrollador. Con este particular acontecimiento se da inicio a una nueva etapa política no sólo en los Estados Unidos de Norteamérica, sino también en todo el mundo y de manera particular en las Américas.
El mensaje transmitido por el Presidente electo Barak Obama durante toda su campaña logró acaparar no sólo la atención de todos los miembros del Partido Demócrata, sino que también sumó una impresionante cantidad de jóvenes y votantes, incluyendo la comunidad latina que fue determinante, y que hicieron largas filas para depositar sus votos. Las encuestas no se equivocaron, y el amplio margen de los Demócratas se reflejó tanto en la elección presidencial como en la de senadores y de representantes, y produjo un cambio en el mapa político, cuando los Republicanos fueron superados por los Demócratas en estados claves como Ohio, Florida, Pensilvania, entre otros.
El movimiento sindical norteamericano jugó un importante rol durante toda la campaña y los días previos a la elección. Nuestros compañeros y compañeras han logrado comprometer al nuevo mandatario en una agenda que revertirá las condiciones laborales y las leyes a favor de los trabajadores que han sufrido pérdidas en sus derechos en las administraciones republicanas que han precedido al mandato Demócrata que se iniciara el 20 de enero de 2009 con un espectacular Cambio.